La leyenda negra de la Inquisición
española es un término utilizado por
aquellos autores que consideran la existencia de una imagen
fantaseada o exagerada de la Inquisición española como epítome del
terror y la barbarie humana. Como tal, forma parte de la leyenda
negra española y es una de sus fracciones más recurrentes.Peters la
define como “un cuerpo de leyendas y mitos que, entre
los siglos XVI y XX, establece el carácter percibido de los
tribunales inquisitoriales y que han influido sobre todo intento
posterior de recuperar la realidad histórica”.Ya desde el siglo XVI algunos pensadores católicos y protestantes habían comenzado a discutir sobre la libertad de conciencia, pero el movimiento fue marginal hasta principios del siglo XVII. Se afirmaba que los Estados que realizaban persecuciones religiosas no sólo eran poco cristianos,sino que además eran ilógicos,puesto que actuaban basándose en una conjetura y no a una certeza. Estos pensadores atacaban a cualquier tipo de persecución religiosa, pero la Inquisición se les ofrecía como un blanco perfecto de sus críticas. Tales puntos de vista serán defendidos sobre todo por pensadores de corrientes religiosas minoritarias, disidentes, como remonstrantes, anabaptistas, cuáqueros, unitarios, menonitas, etc. Así, por ejemplo, Philipp van Limborch, el primer gran historiador de la Inquisición era remonstrante, y Gilbert Brunet, historiador inglés de la Reforma, latitudinario.Hacia finales del siglo XVI, las guerras de religión habían dejado claro que los intentos de conseguir Estados religiosamente uniformes estaban abocados al fracaso. Los intelectuales empezaron en los Países Bajos y en Francia a afirmar que un Estado debía ocuparse del bienestar de sus ciudadanos aun a costa de permitir que la herejía se extendiera; tolerancia a cambio de paz social. Estas ideas se habían extendido hacia finales del siglo XVII por la Europa Central y ya comenzaba a pensarse que la diversidad era más natural que la uniformidad, y que, de hecho, la uniformidad perjudicaba la riqueza de un pueblo.
España, que había entrado en decadencia económica a mitad del siglo XVII, era la demostración: la expulsión de los judíos y otros ciudadanos industriosos, ricos y leales sería la causa última. Además, en el caso español, las confiscaciones y multas de la Inquisición agravarían el problema, ya que dirigían el dinero hacia áreas no productivas de la Iglesia.Entre las sociedades europeas liberales se empezó no sólo a despreciar a aquellas otras que mantenían la uniformidad, sino que fueron objeto de análisis social. La existencia de la Inquisición en Portugal, España y Roma sólo podía explicarse por el empleo de la fuerza o porque el espíritu de la gente estaba debilitado, pero nunca por voluntad propia. Esta debilidad, combinada con la fuerza de la Inquisición, desembocaría en estos países en una falta de imaginación, aprendizaje, ciencia, literatura y artes. España, a pesar del Siglo de Oro y de que la Inquisición en general se enfocaba exclusivamente a asuntos doctrinales, es representada a partir del siglo XVII como un país sin literatura, arte o ciencias.Así, a partir del siglo XVII, se incluye el carácter español dentro del análisis de la Inquisición. Este supuesto carácter español se verá publicitado en el género literario más popular de la época: los relatos de viajes. Uno de los primeros y el más influyente fue el relato de la Condesa d'Aulnoy de 1691, en el que se ennegrece de forma consistente todos los logros españoles en las artes y las ciencias.
En la Ilustración Montesquieu ve en España el
perfecto ejemplo de la mala administración de un Estado bajo
influencia del clero. De nuevo, la Inquisición será la culpable de
la ruina económica de los Estados, la gran enemiga de la libertad
política y de la productividad social, y no sólo en España y
Portugal, sino en toda Europa, señalando el peligro de que otros
Estados pudieran verse contagiados.
Describe al inquisidor como un ser
separado de la sociedad, desgraciado de condición, privado de todo
tipo de relaciones, de forma que será duro, despiadado e
inexorable.... En su libro El espíritu de las leyes dedica el
capítulo XXV a la Inquisición. El capítulo está escrito en forma
de llamada de atención de una joven judía que fue quemada por la
Inquisición en Lisboa. Montesquieu es por tanto uno de los primeros
en señalar a los judíos como víctimas, aunque no defienda los
argumentos teológicos de su protagonista en lidia con los
Inquisidores, sino que los rechaza en notas de pie de página. Sin
embargo, el mensaje está claro: la Inquisición es anacrónica,
irracional e irreligiosa. El abate Guillaume-Thomas Raynal consiguió
una fama equivalente a la de Montesquieu, Voltaire o Rousseau con su
libro Histoire philosophique et
politique des établissements et du commerce des européens dans les
deux Indes, hasta el punto de que en 1789 se le
consideraba uno de los padres de la Revolución francesa. Esta
Historia de las Indias consiguió
fama gracias a la censura, y varias ediciones fueron publicadas en
Ámsterdam, Ginebra, Nantes y La Haya entre 1770 y 1774. Como no
podía ser menos, el libro también trata sobre la Inquisición. En
este caso Raynal no le reprocha las muertes ni la tortura, sino que
admite que gracias a ella España no sufrió guerras de religión.
Sin embargo, la culpa de matar la vida intelectual española:
elle [l'Espagne] resta stupide dans une profonde ignorance.
Opina que para devolver a España al concierto de las naciones es
necesario eliminar la Inquisición, para que sea posible traer a
extranjeros de todas las creencias, que son los únicos que pueden
conseguir buenas manufacturas
en un tiempo razonable; los obreros indígenas tardarían siglos en
conseguir lo mismo. El grado de aceptación de la Inquisición por el
pueblo resulta difícil de evaluar.Kamen trata de resumir esta
situación diciendo que la Inquisición era considerada como un mal
necesario para mantener el orden. Y no es que no hubiera críticas al
Tribunal, que las hubo y muchas, como se puede leer en los archivos
de la misma Inquisición, pero estas críticas no se consideran como
pertenecientes a la Leyenda Negra. Por ejemplo Alonso de Virués,
humanista y obispo, criticaba en 1542 la intolerancia y a aquellos
que usan las cadenas y el hacha para cambiar la disposición del
alma; Luis de Granada criticaba en 1542 a los que por celo equívoco
cometen pecados contra moros, judíos o gentiles; Juan de Mariana, a
pesar de apoyar a la Inquisición, criticaba la conversión forzada y
la creencia en la limpieza de sangre.A partir del siglo XVIII la
opinión pública, gracias a los contactos con el extranjero, comenzó
a cambiar lentamente y aparece la Leyenda Negra en España. La
libertad religiosa y de pensamiento de Francia era mirada con
interés, y las víctimas iniciales, conversos y moriscos, habían
desaparecido. Empezaron a aparecer intelectuales ilustrados, como
Pablo Olavide y más tarde Campomanes y Jovellanos, que echaba en
cara a la Inquisición el injusto trato dado a los conversos. También
se publicaron obras como “Auto
de fe celebrado en la ciudad de Logroño” (1811) de
Moratín, en la que se relata la historia de un juicio masivo contra
unas brujas que se realizó en Logroño, comentado con notas
satíricas por el autor. Sin embargo, estos intelectuales liberales,
una parte de los cuales estaba en el gobierno, no eran
revolucionarios y se preocupaban por mantener la estabilidad
social.La Inquisición dejó de funcionar en la práctica hacia 1808, durante la Guerra de Independencia Española, al ser abolida por el gobierno de ocupación francés, pero se mantuvo como institución hasta 1834.A comienzos del siglo XIX aparece en España y Francia una escuela de historiadores liberales, los primeros en hablar de la decadencia española, que consideraba responsable a la Inquisición de esta decadencia económica y cultural, y de todos los males que aquejaban al país. Otros historiadores europeos retomarían el tema más tarde, y esta posición puede seguir observándose en la actualidad. Esta escuela de pensamiento afirmaba que la expulsión de los judíos y la persecución de los conversos habría llevado al empobrecimiento y la decadencia de España, además de la destrucción de la clase media.Esta corriente de pensamiento, junto con los demás elementos de la Leyenda Negra, pasarían a formar parte de la ideología del anticlericalismo español de finales del siglo XIX y principios del XX. El anticlericalismo formaba parte de muchas otras ideologías de la izquierda, como el socialismo, el comunismo y el anarquismo. Así, Fernando Garrido, diputado socialista, decía en abril de 1869,que la Iglesia había utilizado al Tribunal de la Inquisición como instrumento para conseguir sus fines. Con él amordazó la libertad de expresión e impidió la difusión de la verdad. Ello supuso un rígido despotismo durante tres siglos y medio de historia española.
Según Peters, el libro que más ha influido en la imagen moderna del Gran Inquisidor ha sido sin duda Los hermanos Karamázov (1879) de Dostoyevski. A él se debe el renacimiento de un mito que había comenzado a desaparecer en el olvido. Phillip II de Prescott influye en la obra de Dostoyevski, de la que Dostoyevski poseía una copia y de cuya relación salió probablemente buena parte de la información sobre la Inquisición y su funcionamiento.El relato, que impresionó a los críticos en su tiempo, debe ser entendido dentro de la ideología de Dostoyevski, su religiosidad ortodoxa rusa, su nacionalismo y su crítica a la cultura occidental. Frente a la piedad y la religiosidad rusa, coloca el materialismo sin alma y la religiosidad sin Dios del cristianismo occidental. Esta es la razón de que el interés de Dostoyevski en la propia Inquisición se agote en la creación de un decorado que le permita crear al personaje, que a su vez transmita su feroz crítica a Occidente, identificado con el Gran Inquisidor.
Espero que os haya gustado y gracias por vuestras visitas!!^^
Mañana publicare la última entrada sobre la inquisición,espero que os haya gustado y que os guste la entrada de mañana.
Bye!! =)
La Inquisición
La Inquisición en algunas partes del Mundo



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