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miércoles, 18 de junio de 2014

Leyendas Urbanas - Los 5 árboles malditos

Os traigo cinco leyendas urbanas de cinco árboles que quedaron malditos para la eternidad.


El Roble Encadenado

Era una fría noche de otoño del año 1821, y el conde de Shrewsbury regresaba a casa en su carroza, cuando de pronto un anciano de aspecto zarrapastroso y barba gris se le cruzó en el camino, como solicitándole que detuviese la carroza. ¿Quién sería aquel vagabundo que osaba importunarle?, se preguntó el conde mientras miraba con desdén al viejo, que le extendía la mano mientras, guiado por una mezcla de vergüenza y pesar, hundía la mirada en el suelo.

Al parecer, el anciano quería una moneda, y esto molestó bastante al conde. Detestaba a los mendigos, así que sólo se quejó e hizo un gesto de asco y negación; pero, en lugar de callar, el viejo se indignó y, señalando a un roble que estaba muy cerca, dijo con voz ronca y tono solemne: “Por cada rama que caiga de este viejo roble que aquí yace, un miembro de tu familia morirá”… Como era de esperarse, el conde solo se enfadó más ante la maldición del mendigo, pero obedeció a su sentimiento de superioridad y se marchó sin decirle nada.

Mientras volvía a casa, la llovizna que antes caía se transformó en una lluvia furiosa, en medio de la cual el viento rugía, las gotas caían como clavos de cristal, y los relámpagos hacían palidecer el firmamento, seguidos por el sobrecogedor sonido de los truenos. Intentando guardar la calma, el conde se dijo que, todas las posibles sospechas de que el clima fuese un indicio de que la maldición se cumpliría, no eran más que patrañas propias de mentes supersticiosas, caso que no era el de un hombre inteligente como él, por lo que debía proseguir su camino con altiva indiferencia.

No obstante, poco después la calma del conde se derrumbó por unos instantes, pues un rayo acababa de caer muy cerca, al parecer sobre un árbol… Entonces intentó convencerse de que el árbol afectado no era el roble; pero, al llegar a casa, lloró como un niño al enterarse de que alguien de su familia había muerto, supuestamente por causas desconocidas…

Inquieto ante la reciente desgracia, el conde se sorprendió cuando, al revisar el sendero al día siguiente, constató que efectivamente el rayo había caído en el roble, quitándole una rama… ¿Sería la maldición? Quizá, y por eso ordenó a sus criados que encadenasen las ramas del roble, a fin de impedir que volviesen a caer y a matar más miembros de su familia.


El Árbol del Diablo en New Jersey

En el Oak Hammock Park, dentro del Municipio de Bernards en Nueva Jersey, yace un viejo roble de aspecto siniestro, con las ramas abiertas hacia el cielo, cual si fuesen brazos de condenados al infierno, paralizados en medio de sus movimientos llenos de angustia y desesperación. Le llaman el Árbol del Diablo: la leyenda dice que a su alrededor ocurren cosas inexplicables, y que muchos han perecido bajo sus ásperas ramas.

Cuentan que, al acercarse al Árbol del Diablo, una sensación de opresión se apodera de ellos, como si en el ambiente se respirase la maldad. Inclusive, algunos han dicho que percibieron gritos sin fuente aparente, o que vieron sombras o siluetas encapuchadas, merodeando con actitud acechante y escurridiza. Pero lo más sorprendente es la historia del carro negro fantasma, que ha perseguido a algunos después de que treparon en sus coches para alejarse del funesto lugar. Ese coche los persigue, castiga con su presencia la valentía de los curiosos, pero siempre desaparece inexplicablemente cuando el coche de las víctimas se aproxima a la carretera principal.

Ahora, y si nos preguntamos por qué nadie ha quemado el árbol o lo ha cortado, la respuesta se resume en una sola palabra: miedo. Y es que, quienes han golpeado al árbol o se han burlado de él, han experimentado accidentes de tráfico, daños en el coche, o algún otro suceso nefasto. Es como si el árbol se protegiese a sí mismo mandando mala suerte a quienes lo ponen en peligro, o al menos eso da a entender lo sucedido en aquella ocasión donde, tras emitirse la orden de derribarlo, los trabajadores encargados de cortarlo no pudieron hacer nada: primero porque las sierras eléctricas dejaron de funcionar inexplicablemente al encenderse cerca del objetivo, segundo porque, tras volver a funcionar inexplicablemente una vez que estuvieron lejos, los dientes de las sierras se rompieron cuando intentaron penetrar en aquella endemoniada madera, y tercero porque, al tratar de cortar con hachas, las hojas de metal se salieron tras los primeros golpes… Claro que alguien podría intentar acabar con el árbol de otra forma, pero todo el que se acerca siente miedo inexplicablemente; y nadie, tras haber respirado el horror que impera en torno al árbol, pensará en eliminarlo sin creer que por ello podría también sufrir la muerte o algo todavía peor…

Otro aspecto interesante de la leyenda, es que el árbol siempre se mantiene caliente al tacto, incluso si hace mucho frío y cae nieve. Es como si de un cuerpo humano se tratase, como si su seca madera fuese carne cálida, palpitante como las vísceras de los seres que, en los numerosos rituales satánicos que se han efectuado junto a él, han sido ofrecidos, sacrificados (hablamos de sacrificios de animales, de humanos no es seguro) al Señor de las Tinieblas… Conjuntamente, el calor constante del árbol es acompañado por pequeñas (unas zonas de unos 3 o 2 metros cuadrados más o menos) frías alrededor, las cuales siempre están, incluso en los meses de más calor; y es que, según el conocimiento esotérico y parapsicológico, el frío inexplicable es algo que acompaña a las presencias malignas…

Como vemos, el Árbol del Diablo tiene impreso el sello de la muerte, y han sido muchos los sucesos ocurridos junto a él: supuestas ejecuciones de esclavos rebeldes en siglos pasados, reuniones y linchamientos efectuados por el Ku Klux Klan, suicidios, un hombre que mató a su familia y después se ahorcó, y sobre todo el caso del asesino Gerard John Schaefer, que violó, mutiló, ahorcó y enterró a dos chicas junto al árbol, volviendo días después para cometer abominables actos de necrofilia con los cadáveres…

Finalmente, se sabe de fotos que muestran ectoplasma, orbes o cosas raras cerca del árbol, pero son muy pocas porque casi siempre las cámaras dejan de funcionar cuando están cerca del Árbol del Diablo.


El Árbol de Casandra

En las españolas Islas Canarias, existe la leyenda del Árbol de Casandra, cuya historia tiene dos conocidas versiones:

La primera cuenta que Casandra era una jovencita de entre 12 y 16 años, que pasaba mucho tiempo jugando con un chico de su edad, pero aquella era una época conservadora y el romance que llegaron a tener fue muy mal visto. Así, el padre de Casandra le prohibió encontrarse con su pequeño novio, pero ésta siguió viéndose a escondidas y él, presa de la cólera ante la idea del deshonor, asesinó al novio de su hija…
Tras perder a su amado, Casandra estaba profundamente dolida y resentida con su padre, y realizó un pacto con el Diablo, en parte para vengarse; sin embargo la descubrieron y, como en ese entonces aún las brujas solían ser asesinadas, la capturaron, la ataron al árbol junto al cual hizo el pacto, y allí la quemaron viva… Desde ese fatídico día, comenzó a escucharse que cerca del árbol a veces se escuchaban los alaridos de una jovencita y un ruido como de cadenas arrastrándose. Se cree que es el alma en pena de Casandra, pues muchos dicen haber visto, tallado en la corteza del árbol, un “Casandra e Iván” que después se borra inexplicablemente…

La otra versión de la historia, más cruda aún que la primera, dice que Casandra se quedó embarazada de Iván, y que dio a luz a dos mellizos. Temerosa aún de perder a Iván, Casandra creyó que éste podría dejarla si el tiempo deterioraba su belleza, y tal fue la angustia experimentada ante aquella enfermiza idea, que finalmente hizo un ritual para contactar con el Diablo, a fin de ver si éste le aseguraba una belleza indeleble a cambio de algún sacrificio. Sorprendentemente, el Diablo pidió a Casandra que sacrificase a sus dos mellizos: solo así le daría lo pedido, y tan aferrada a Iván estaba ella, que aceptó realizar el abominable tributo.

Llegó entonces aquella noche profundamente negra en que Casandra, asegurándose de que Iván estuviese dormido y no despertase, tomó con cuidado a los dos bebés, salió de la casa y, bajo la pálida luz de la luna llena y resplandeciente como aquella locura que animaba su mirada, caminó hasta ese árbol en que tantas veces había estado con el padre de los seres que ahora sacrificaría. Allí, aproximadamente a la medianoche según el deseo de Satanás, sacó el puñal y lo levantó con solemnidad; pero, en aquel breve lapso de tiempo en que se detuvo a contemplar lo que estaba haciendo y a combatir la parte de sí misma que se resistía a tal monstruosidad, advirtió entre los arbustos el brillo de unos ojos asombrados y a la vez enfurecidos: era Iván, que se abalanzó velozmente sobre ella sin darle tiempo a reaccionar, la golpeó, la ató al árbol mientras el llanto desesperado de sus hijos acompañaba a las inaudibles carcajadas de Satanás, y la quemó como se quema a una verdadera bruja… Entonces el humo de la carne chamuscada ascendió al firmamento junto con los últimos gritos de Casandra, pero su alma intranquila aún sigue penando en torno al árbol donde la quemó viva el hombre que allí mismo tantas veces la besó…



El Árbol de Los Ahorcados

En una pequeña comunidad de Victoria de Cortázar, en Guanajuato, dentro de México, yace un famoso árbol de mezquite, del cual pendieron alguna vez, ahorcados, inertes y derrotados, muchos revolucionarios caídos durante la Revolución Mexicana; aunque, según la versión popular, los ajusticiados eran bandidos dedicados al pillaje…

Sea como sea, todavía hoy en día se dan fenómenos paranormales en torno al árbol. Así no son pocos los testimonios; y por ejemplo, Uriel Almanza (un morador del lugar) cuenta que muchos van hasta el Árbol de Los Ahorcados para pedir favores (generalmente económicos…) al rostro demoníaco que de forma aparentemente inexplicable se ha plasmado en lo alto del tronco y que, tras la medianoche, cuentan que cobra vida, a la par que las almas de los ahorcados empiezan a llenar el aire con sus escalofriantes lamentos…


El Árbol del Vampiro

Se cuenta que en Guadalajara (Jalisco/México) existía un vampiro que se alimentaba de sangre humana. Inicialmente el hematófago solo abusaba de animales, y la preocupación de los pobladores era más que todo económica al encontrar tumbadas y secas a sus vacas o a otras criaturas. Sin embargo, cuando ya el ganado se había reducido considerablemente, comenzaron a aparecer niños muertos en las calles. Era un espectáculo atroz, pues el vampiro era tan salvaje que los infantes habrían quedado como pasas, totalmente secos…

Por temor al vampiro, los padres prohibieron salir a sus niños de noche, y no sólo se quedaron en casa los pequeños, sino también la mayoría de adultos, pues temían no tener fuerza para acabar con un enemigo que podía ser veloz y tremendamente fuerte.

No obstante las muertes prosiguieron, hasta que en medio del temor colectivo se encendió la llama de la ira, y ésta dio paso al coraje, gracias a lo cual se organizó un grupo para acabar con el vampiro. Así, empezaron a seguirle el rastro y una noche consiguieron emboscarlo, lincharlo y clavarle una estaca en el corazón…
Entusiasmados con su victoria sobre el sanguinario vampiro, los pobladores organizaron un entierro al día siguiente de haberle dado muerte, y en el entierro colocaron una lápida grande y pesada, como para evitar que aquel engendro de las sombras volviese a clavar sus infames colmillos en la carne de los vivos.

Con el entierro creyeron que el vampiro se esfumaría para siempre, y al menos fue así en el sentido que importaba para la seguridad pública, pero de una manera sutil y enigmática el hematófago volvió pues, después de que pasaron algunos meses y su tumba fue profanada, empezó a crecer, supuestamente de la estaca que le clavaron, un árbol mágico: este árbol sangraba cuando lo cortaban, reflejaba (en su corteza, de manera borrosa y fantasmal) los rostros de las víctimas del vampiro por la noche, y supuestamente tenía aprisionado el espíritu del vampiro, a causa de lo cual aún perdura, pues los pobladores piensan que, si se lo corta, el perverso chupa sangre podría regresar…



Muchas Gracias por sus visitas ^^



Leyenda Urbana - El Cadejo

Hola a todos! Disculpad este tiempo sin publicar ninguna entrada nueva, pero debido a los estudios no he tenido tiempo para traeros nuevas entradas. También me gustaría decir que en el tiempo que he estado sin escribir han llegado comentarios de entradas antiguas, comentarios un tanto ofensivos y de mal gusto, pues e gustaría decir que el que no crea en estos temas o les de miedo, imponga respeto u lo que sea, pido por favor que se abstenga de leer este blog y si le apetece fastidiar al prójimo con comentarios así, pues bien que lo haga, estos pasaran por moderación y serán borrados y nunca verán la luz aquí. Me parece un falta de respeto por los que si creen en estas cosas, para gusto los colores y todos tenemos derecho a creer en lo que queramos. Pues dicho todo, comencemos con las nuevas entradas, hoy os traigo una leyenda urbana sobre una criatura legendaria mesoamericana, que me recuerda mucho a los perros del infierno. Disfruten.


El Cadejo


Cadejo o El Cadejo es un animal legendario de la región mesoamericana, siendo muy conocido en las zonas rurales e incluso urbanas de Centroamérica.

Se dice que es un mítico perro (o dos perros, que generalmente se le aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche y al cual se le atribuyen poderes misteriosos). Las diferentes versiones de la leyenda en Centroamérica describen a un cadejo de color blanco y uno de color negro (generalmente benigno y maligno respectivamente), o simplemente un solo cadejo negro (generalmente maligno).

La leyenda del Cadejo es el vestigio de una antigua creencia que supone que todo humano posee un animal de compañía. Este mítico animal es el doble del hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. En la actualidad, se puede establecer comparaciones de lo anterior con el pensamiento cristiano, que expresa que el hombre tiene un ángel guardián que lo protege de los peligros. La creencia supone la existencia de un animal compañero para cada hombre. También este personaje tiene su resonancia precolombina maya en un espectro bienhechor guardián de los caminos.

Dicho animal acompaña al hombre en todos sus viajes solitarios por la noche; y en la versión de dos cadejos, el blanco lo protege y lo defiende contra los malos espíritus encarnados en el cadejo negro, color tenebroso que simboliza la muerte, o sea, el mal en todas sus manifestaciones.

La leyenda de El Cadejo o de Los Cadejos está presente en casi toda Centroamérica, en México, y al extremo sur en Argentina. Se trata de dos tipos de perros grandes, de centellantes ojos rojos, usualmente descritos como “espectrales” o “fantasmales”: el primer tipo de perro es blanco, está asociado al bien, y tiene un carácter protector, cuidando (desde las sombras o como una presencia que se siente pero casi nunca se ve) sobre todo a ciertos borrachos y a hombres que llegan a su hogar a altas horas de la noche; el segundo es negro, está asociado al mal, y ataca o mata a personas que son malas o muy inmorales. Según se cuenta, ambos tipos de cadejos son enemigos encarnizados, que cuando se enfrentan entablan salvajes combates, en los cuales siempre hay tiempo para que la persona, puesta en peligro por el cadejo negro, consiga escapar; no obstante, esto no sucede siempre, pues los cadejos negros generalmente atacan al tipo de personas que no protegen los cadejos blancos.


En la mitología mesoamericana existía la creencia en los nahual, que eran animales-espíritus que protegían a la gente. Según aquella creencia, cada persona, al momento de nacer, contaba ya con un nahual que lo guiaba y protegía. Paralelamente y también en México y Centroamérica, existía la creencia de que los xoloitzcuintle, un tipo de perros, acompañaban a las almas de los difuntos en su tránsito por el Mictlán o inframundo.

Posteriormente, cuando los españoles llegaron a América, trajeron consigo muchas leyendas europeas sobre perros fantasmas, sobre todo perros negros. Pero también trajeron el Cristianismo, con su creencia en los ángeles guardianes y en los demonios como seres que frecuentemente acechaban al ser humano, acercándose sobre todo a aquellos que estaban más alejados de la gracia de Dios y que, por su comportamiento pecaminoso, eran más propensos a ser abandonados por sus ángeles guardianes…
Ocurrió así que, en el proceso de colonización, ambas creencias se fusionaron, y crearon muchos mitoscomo por ejemplo la leyenda de los cadejos; la cual, como bien puede percibirse, mezcla elementos de cada una de las creencias mencionadas, tanto del lado europeo como del lado nativo. Por este motivo elcadejo blanco y el negro pelean interminablemente como los ángeles contra los demonios, y como los dioses Quetzacóatl y Tezcatlipoca.


Versiones de la leyenda en distintos países



Honduras

En Honduras se cree en ambos cadejos: el blanco, que protege a la gente de bien, y el negro, que ataca a las malas personas y a las buenas. Según se cuenta, el cadejo negro aparece a las 12:00; pero, cuando ataca, únicamente puede matar a las malas personas, pues la gente buena tiene la protección del cadejoblanco.


El Salvador

La leyenda dice que Dios, al ver todos los males que caían sobre la gente, creó una figura que inspiraba temor pero que tenía el fin de proteger: el cadejo blanco. Sin embargo, al ver lo que Dios había hecho, Satanás sintió envidia y ensañamiento contra Dios, y creó al cadejo negro para contrarrestar al cadejoblanco y frustrar los planes divinos. En la versión convencional, el cadejo blanco protege a todo aquel que se encuentre casualmente en su camino, mientras que el negro ataca a cualquiera que se le cruce; y, cuando ambos cadejos se encuentran, entablan un fiero combate.

Cierta variante salvadoreña de la leyenda, afirma que el cadejo negro se aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche, que los persigue para aterrorizarlos, y después los hipnotiza con sus brillantes ojos rojos, robándoles finalmente el alma y dejándolos atontados por el resto de sus vidas, mal que en El Salvador se conoce como “haber quedado jugado por un mal espíritu”. Dentro de esta misma variante de la leyenda, se cree que el cadejo negro no puede robarle el alma a quien se le antoje, ya que el cadejo blanco protege a los creyentes y a los recién nacidos. Y por último, si alguien cree que no será protegido por elcadejo blanco, puede prender incienso pues el humo del incienso ahuyenta al cadejo negro.


México

En México la leyenda de El Cadejo se conoce sobre todo en el estado de Chiapas, dentro de la región de Soconusco, aunque solo se cree en el cadejo negro, no en el blanco.

Cuentan que el cadejo (cuando hablamos de México, se sobreentiende que es el negro) suele aparecer por las noches, y que delata su presencia por el hedor a putrefacción que mana, y porque cuando está cerca todos los perros en la zona lloran, como si el mismo Diablo estuviese llegando; y es que, según dicen, es tan perverso que devora a todas las crías de los canes, por lo que se recomienda esconder a los cachorros si se sospecha de su cercanía.

Pero si el cadejo negro se acerca, no todo está perdido: hay que caminar con los pies juntos (por más difícil y lento que se nos haga) y, si se acerca, escupir en la palma de nuestra mano y ofrecerle el escupitajo…
En cuanto a su origen, en la costa Chiapaneca se cuenta que entre la gente existen ciertos brujos que, mediante un hechizo, pueden materializarse y tomar la forma de cadejos negros, aprovechando ese estado para cometer fechorías como matar gallinas y otros animales, destruir cosas, aterrorizar, acechar mujeres, entrar a casas y robar (llevándose cosas en la boca), o, sobre todo cuando hay luna llena, deambular por calles oscuras y poco o nada transitadas, esperando entre las sombras a que algún incauto de malos pasos les encuentre y sienta el pánico de ver al colosal perro negro con sus colmillos afilados y sus ojos diabólicos… Según dicen, estos brujos-cadejos solo pueden transformarse a medianoche y bajo una ceiba o pochota (unos tipos de árboles), ya que en la simbología maya el Yaxché (una ceiba) era un puente entre el Cielo, la Tierra, y el Inframundo…

Lo anterior puede sembrar la duda de si todos los cadejos son brujos o sólo algunos, y la respuesta es que la leyenda dice que no todos son brujos, que hay otro tipo de cadejos que también fueron humanos, y hay cadejos que jamás fueron humanos.

Sobre los otros cadejos que fueron humanos, una parte de ellos fueron hijos maldecidos por sus padres, creencia esta que se origina de una historia en que un joven libertino fue maldecido por su padre y se convirtió en un alma en pena con forma de enorme perro negro cubierto de cadenas. También existe la historia de una mujer despechada que hizo un pacto diabólico para obtener una transformación y a partir de esa transformación vengarse de su novio que la engañaba. Veamos la historia de la joven despechada:
Jacinto y Margarita eran una pareja de novios que ya llevaban mucho tiempo juntos; él venía prometiéndole matrimonio desde algún tiempo atrás, pero cierto día desapareció sin decir nada y, cuando mucho después Margarita tuvo noticias suyas, se enteró de que se había casado con otra mujer… Sí, todo ese tiempo le había mentido, nunca la tomó en serio, y eso la llenó de ira y rencor, al punto de que hizo un pacto con el Diablo para que éste la transformase en un cadejo y así ella pudiese darle a Jacinto un tormentoso final…
El pacto entre el Diablo y Margarita funcionó, y ella comenzó a transformarse en cadejo cada noche, saliendo de casa y destrozando a dentelladas a todos los perros que se interponían en su camino; cada noche intentaba entrar a la casa de Jacinto, pero la puerta estaba cerrada y por ello se limitaba a intentar tumbarla y a arañarla. Sin embargo, cierto día Jacinto se reunió con amigos y vecinos para que le ayudasen a darle su merecido al cadejo que siempre iba a buscarlo. Esa noche esperaban a Margarita con palos, piedras, agua bendita y orina. Supieron que venía por el llanto y los ladridos de los perros en los alrededores, y cuando por fin sus embestidas y arañazos se escucharon en la puerta de Jacinto, alguien abrió la puerta, el cadejo entró y todos lo atacaron con una mezcla de miedo y furor, dejándolo al borde de la muerte…

Finalmente, una vez que el cadejo estaba en ese estado, en vez de darle muerte lo ataron a un árbol y lo dejaron colgado, a ver si era uno de esos cadejos-brujos. No obstante, todos se llevaron una gran sorpresa cuando, con el despertar del sol, la luz deshizo la intimidante apariencia del cadejo y entonces allí, agotada y colgada del árbol, estaba la despechada y ahora también humillada Margarita, que no dudó en confesar el pacto que hizo con El Maligno para vengarse del mentiroso de Jacinto…


Costa Rica

En términos generales, en Costa Rica se cree que el cadejo es un enorme y fantasmal perro negro, que tiene cadenas, brillantes ojos rojos, cola larga y muy poblada de pelo y, según algunos, patas de cabra y dientes de jaguar. Pero, pese a su aspecto, este ser cuida a los borrachos cuando regresan a sus casas, y espanta (sin atacar) a los niños desobedientes o que andan fuera de casa a horarios indebidos (en la noche).

Cierta versión costarricense de la leyenda, cuenta que hace mucho tiempo existía, en una pequeña comunidad, un sacerdote que, usando su autoridad moral y su elocuencia, deformó el sentido religioso y moral de la comunidad, conduciéndola al pecado. Como castigo a su mal proceder, Dios lo condenó por cien años (trescientos según algunos) a tener la forma de un perro negro, enorme y de ojos rojos. Cuando por fin acabó su tormento, el hombre estaba trastornado y no aguantaba la vida, así que se lanzó al cráter del volcán Poás, pero no murió de la forma en que esperaba, sino que su espíritu se quedó atrapado en el interior del volcán, en medio del magma, los vapores y las rocas, cual si ese fuese su propio infierno personal. A causa de eso, se cree que es él quien provoca los estremecimientos del volcán.

Otra versión costarricense, cuenta que existía un borracho que malgastaba casi todo su dinero en bebida y maltrataba a su familia, sobre todo a la esposa. El hijo mayor del borracho era muy inteligente y estaba cansado del comportamiento dañino de su progenitor, así que ideó un plan para castigarlo. El plan consistía en disfrazarse de monstruo con un cuero negro, y aparecérsele por las noches cuando regresase bien tarde en estado de ebriedad. La primera noche, el susto fue tal que el borracho casi se infarta, y como ya se insinuó, no fue la única vez, pues su hijo siguió asustándolo hasta que, cierto día, él se enfureció y reunió valor para tomar un machete y descuartizar a lo que sea que fuere aquello que por las noches se le aparecía… Así, esa noche, como todas las demás, el “monstruo” se le apareció y él sacó el machete y se abalanzó, pero la criatura retrocedió para esquivar el golpe y de ella salió algo que no se esperaba: la voz de su hijo mayor… “¡Papá, no me mates que soy tu hijo, era solo una broma!”, exclamó, a lo que él respondió maldiciéndolo: “¡De cuatro patas andarás toda la vida!”. Según se cuenta, cuando el joven murió, se transformó en un enorme y espectral perro negro, que sigue a los borrachos como su padre pero no les hace daño.

Finalmente, la tercera versión costarricense cuenta que existía un hijo menor (un “benjamín” o “cumiche”) que vivía en el libertinaje y el despilfarro, por lo que fue maldecido por su padre y se transformó en cadejo. En esta última versión, existe una historia muy interesante:

Había una vez una familia muy adinerada, religiosa, conservadora y de buen nombre, pero el hijo menor despreciaba los preceptos de sus mayores, no conocía lo que era la responsabilidad y, habiéndose acostumbrado a vivir en el lujo y la abundancia, se volvió mimado, arrogante, egoísta y muy libertino (borracho, jugador, mujeriego). Como era de imaginarse, satisfacía sus vicios con el dinero que su padre le daba, hasta que un día el padre se hartó y le dijo que no le daría nada de dinero hasta que no enmendase su comportamiento. Entonces, en lugar de corregirse, el hijo gastó todo lo poco que tenía guardado, y después comenzó a endeudarse para poder pagar el alcohol, las apuestas, y las mujeres. De ese miserable modo siguió subsistiendo, hasta que sus acreedores empezaron a hostigarlo más de lo que podía soportar, pero su solución no fue trabajar para pagar o pedirle perdón a su padre y solicitarle dinero para las deudas: no, lo que hizo fue entrar sigilosamente al cuarto de sus padres, a ver si no lo pillaban y conseguía sacar unos cuantos billetes de esos que su padre guardaba en un sitio que él conocía. Pero el intento de robo falló y su padre, al despertar y ver que el ladrón era su propio hijo, se enfureció tanto que llamó a sus sirvientes, pidiéndoles que lo ataran con cadenas y le dieran unos cuantos azotes; aunque ese no fue el peor castigo, sino la maldición que le hechó y que sorprendentemente se cumplió: “¡Perro maldito, de cuatro patas seguirás toda la vida!”


Guatemala

En este país, el cadejo es un gran perro fantasmal, de color negro o blanco y ojos como ascuas. Este ser cuida a los que se emborrachan, cuando intentan volver a casa o duermen en la calle, por lo que los sigue o duerme cerca de ellos para evitar que los roben o ataquen. Pero lo anterior es solo una creencia puntual, ya que en general hay cierta ambigüedad con respecto a los colores del cadejo y su actitud:

Por un lado, se cree que el blanco es bueno y el negro es malo, y que el blanco sigue a sus protegidos para cuidarlos del negro; pero, cuando aparece un tercer espíritu como La Llorona o la Siguanaba, o simplemente cuando aparece un maleante peligroso, ambos cadejos se unen para proteger a la persona… Entretanto, por otro lado se cree que el blanco cuida a las mujeres y a los niños, y el negro cuida a los hombres.

Finalmente, aumentando el carácter variopinto de las creencias guatemaltecas sobre el cadejo, se cree que, si éste (en su versión negra) llega a lamer la boca de alguien, lo seguirá durante nueve días causándole temor (sin atacar); y, si la persona lamida es alcohólica, jamás podrá abandonar su adicción…


Nicaragua

En Nicaragua se cree que el cadejo blanco (un perro grande, fantasmal, de ojos rojos) cuida a los hombres trasnochadores, siguiéndolos a corta distancia hasta que llegan a sus hogares y están a salvo. Como contraparte el cadejo negro, que en la versión nicaragüense tiene un collar blanco, siempre está deambulando por las noches, al acecho de trasnochadores, sobre los cuales se abalanzará, para golpearlos (aunque jamás los muerde), dejarlos sin sentido, y en un estado de tartamudez, insulsez e idiotez, que desemboca posteriormente en la muerte…

Como bien se ve, el cadejo negro de Nicaragua, aunque no muerda a sus víctimas humanas, es en última instancia un asesino; aunque, para contrarrestarlo, está el cadejo blanco ―hablamos genéricamente, en realidad son “los cadejos blancos” y “los cadejos negros”―, que luchará encarnizadamente con él, siempre venciéndolo. No obstante, la leyenda nicaragüense advierte de que no se debe despreciar al cadejo blanco: hay que tratarlo bien, ya que, si se lo apedrea o se lo intenta ahuyentar con gritos o de cualquier manera, actuará igual que el cadejo negro y la persona finalmente acabará muerta o, como se diría en Nicaragua, “jugada por el Cadejo”.

Por último, entre los indios nicaragüenses de Monimbó, se cuenta que los ojos de los cadejos “parecen candelas”, y que éstos nunca se cansan de caminar, por lo que pasan moviéndose toda la noche, hasta que el sol emerge en el horizonte y entonces, en vez de morir como los vampiros, desaparecen como los espectros que son.


Argentina

En Argentina hay una leyenda muy vinculada al cadejo, al punto de que muchos la cuentan como “la versión argentina del cadejo”: se le conoce como “El Perro Familiar” o el “Familiar”, sobre todo en las zonas rurales de las provincias norteñas. Asimilando a la leyenda del Familiar en la creencia en los cadejos, diríamos que solo existe el cadejo negro, que es enorme, tiene ojos rojos (o no tiene cabeza en ciertas versiones menos extendidas), porta cadenas, está asociado al Diablo pues es un demonio, y siempre aparece después de la medianoche, dando a conocer su proximidad por el ruido de las cadenas que arrastra y el llanto de temor que suscita entre los perros que se encuentran en sus proximidades… Según cuentan, El Perro Familiar (hay algunos, no es un ente único), una vez que se come a alguien, no para hasta devorar al resto de la familia de esa persona. ¿Cómo se originó esta creencia?, veamos:

La leyenda surgió en el siglo XIX, en el latifundio de la familia Hileret, en los alrededores de la ciudad de Lules, después se popularizó en la ciudad de Santa Ana y se expandió por todo el Noroeste de Argentina. La leyenda cuenta que el patrón de los Hileret hizo un pacto con el Diablo para ganar más dinero, y que así consiguió al “Familiar”, con el cual hacía desaparecer a sus empleados más rebeldes… Al respecto, el historiador Eduardo Rosenzvaig dijo: “Los peones estaban capturados de por vida por sus deudas, entonces la única forma que tenían de dejar el ingenio era fugándose. Los patrones tenían hombres armados que trataban de impedirlo; cuando agarraban algún fugitivo lo mataban para dar el ejemplo. Para que eso funcionase en la psicología de los peones se crea el mito: que en las noches de luna llena sale el Familiar. Y que el Familiar hace desaparecer al peón más rebelde”. Explicando mejor la expansión de la leyenda, ocurrió que en el siglo XIX muchos ingenios azucareros se hicieron con enormes sumas de dinero en poco tiempo, a la par que ciertos empleados desaparecían y jamás volvían… La gente del campo entonces se preguntaba: ¿cómo es que los patrones hacen dinero tan rápido?, ¿por qué justamente los peones más vagos y rebeldes son los que desaparecen? La respuesta para ellos, era que los patrones tenían pacto con el Diablo, quien los proveía de un Familiar, ese enorme perro-demonio que pasaba guardado en lugares oscuros y escondidos casi todo el año, pero cada cierto tiempo se encargaba de asesinar a los peores empleados… Por último, el Familiar pasó a convertirse en un ser aún más siniestro con la dictadura militar argentina denominada el Proceso de Reorganización Nacional, que acabó con muchos individuos y con familias enteras, usando cuando podía la leyenda del Familiar, a fin de lavarse las manos con respecto a las desapariciones…