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jueves, 18 de septiembre de 2014

El sexto Sentido, Percepción extrasensorial o Intuición

Después de tanto tiempo sin escribir  hoy he vuelto y creo que, que mejor forma de volver que con un tema distinto, todas las últimas entradas han sido sobre leyendas urbanas, seres mitológicos… Hoy os traigo un tema distinto que no tiene nada que ver con los anteriores, si es verdad que otras veces he tratado temas distintos como el aura, los viajes astrales, el péndulo, la reencarnación… Pero ya de eso hace tiempo por lo que hoy quiero rescatar temas así, y hoy os voy a hablar de El sexto Sentido, Percepción extrasensorial o Intuición, como queráis llamarlo. Como ya sabéis yo creo en estas cosas y como ya dije en su momento hay que respetar las creencias de las personas sean cuales sean, así los escépticos que quieran atacar que se abstengas a comentar, gracias. Tenemos que respetarnos todo. 

Comencemos con la nueva entrada.


El sexto Sentido, Percepción extrasensorial o Intuición



Se llama percepción extrasensorial a la supuesta habilidad que permitiría adquirir información por medios diferentes a los sentidos conocidos: gusto, vista, tacto, olfato, oído, equilibriocepción y propiocepción. La percepción extrasensorial se denomina a veces sexto sentido. Estos sentidos son, en general, los medios de nuestro cuerpo que le permiten conocer el mundo interior y exterior.

El término Percepción extrasensorial (por sus siglas en inglés ESP) fue acuñado por Joseph Banks Rhine  pero la noción de la percepción extrasensorial existe desde la antigüedad. Los antiguos Chamanes u Oráculos basaban su trabajo en el supuesto uso de poderes sobrenaturales para obtener conocimiento como son la Precognición o la Clarividencia. Ancestralmente siempre se ha relacionado el uso de estos poderes con alguna deidad o poder diabólico, no siendo hasta el siglo XX cuando, además, se intenta profundizar y darle una explicación científica o más esotérica.

Joseph Banks Rhine, pionero en el campo de la Parapsicología, representa un antes y un después en el estudio de estas capacidades extrasensoriales.

Realizó en la década de 1930 junto con su mujer en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) una serie de experimentos en los que se usaban las Cartas Zener inventadas para realizar pruebas sobre estas posibles capacidades extrasensoriales como la Telepatía.

Los experimentos consistían en barajar un mazo de estas cartas y ser sacadas por un supervisor, el cual seleccionaba una sin que el sujeto del estudio la viera, teniendo este que adivinarla posteriormente.

En las conclusiones de este experimento, según Rhine, la probabilidad de tener algún poder extrasensorial y no deberse el acierto al azar era de 1 entre 1.000.000 no pudiendo deberse el acierto a algo casual.

Posteriores estudios de otros grupos desarrollados en distintos momentos durante los 50 años posteriores disminuyeron la probabilidad del acierto casual a 1 opción entre 14 millones.
No obstante parte de la comunidad científica no acepta los resultados al no poder reproducirse y al tener sospechas de manipulación de los mismos, como es el caso del propio Joseph Banks Rhine, en el que se ve cuestionada la veracidad de sus experimentos por su propia mujer (copartícipe en los experimentos) en el libro escrito por ella en la que declara ser testigo de la manipulación de los datos para falsear los resultados.

A veces percibimos cosas que no vemos, oímos ni tocamos pero creemos que ocurren, es una corazonada, una intuición, son señales que no siguen los cauces normales, es el sexto sentido que hace referencia a la capacidad de percibir ciertos acontecimientos.

Creer en la inteligencia extrasensorial tiene su base en sucesos aparentemente no corrientes e inexplicables. Pero, no debemos aceptar que cada suceso pueda ser explicado, ni dar por sentado que lo que es impenetrable requiera una explicación paranormal. Quizás un hecho no puede ser explicado porque no hay nada que explicar.

El sexto sentido actúa de dos formas:


  • Una relacionada con la mente y de la que he hablado más arriba

  • Otra es del cuerpo, donde quien reacciona ante determinada  información como por ejemplo cuando la piel se nos riza ante ciertos hechos o personas que no hemos visto jamás.



Estas intuiciones relacionadas con el cuerpo también nos manda ciertos mensajes, en algunas personas se presenta con imágenes visuales o auditivas de situaciones que ya han ocurrido o que ocurrirán.

La intuición, es un concepto de la Teoría del conocimiento aplicado también en la epistemología que describe el conocimiento que es directo e inmediato, sin intervención de la deducción o del razonamiento, siendo considerado como evidente.

Una definición más vulgar de intuición podría ser que la intuición es el primer “chispazo”  que se nos viene a la cabeza cuando queremos tomar una decisión, es tener certeza más que conocimiento sobre algo más allá de la lógica mental.

Se cree que la percepción sensible ofrece un conocimiento intuitivo de la realidad. De la misma forma, el entendimiento tenía una "intuición intelectual" capaz de conocer la esencia de las cosas y sus diversas formas mediante los conceptos. Según algunas teorías psicológicas, se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión o decisión.  Las intuiciones suelen presentarse más frecuentemente como reacciones emotivas repentinas a determinados sucesos, percepciones o sensaciones que como pensamientos abstractos elaborados y muy relacionados con las creencias e ideologías.

Desde una perspectiva cognitiva, se considera que el cerebro trabaja con una mente de dos vías, las cuales interactúan. Según Daniel Kahneman, hay:

1) Una mente oculta e intuitiva que es rápida, automática, que no requiere esfuerzo y que es asociativa e implícita, y a la que no es posible acceder por introspección. Sobre ella, influirían dos elementos: 1) una serie de atajos mentales, heurísticos, desarrollados a lo largo de la evolución, que son los que capacitan a los seres humanos para los juicios rápidos y frugales (y que, en ocasiones, generan indicios perceptivos que pueden generar ilusiones o falsas percepciones); 2) las asociaciones aprendidas a lo largo de una historia vital, que se constituyen en sentimientos que guían nuestros juicios.

2) Por otro, está la mente consciente o explícita, discursiva, secuencial, racional, y que requiere un esfuerzo para que funcione.


En el esoterismo y lo paranormal consideran que ciertas instancias de intuición son en realidad una manifestación de capacidades extrasensoriales, por ejemplo, precognición  o telepatía, las cuales se desarrollan, por ejemplo, mediante la meditación pero a la vez puede traer trastornos de personalidad como es el caso de la hiperactividad o la revelación del maya de los sentidos, más conocido como ilusión o espejismo.

La mayoría de las veces no hacemos caso a la intuición o a esa alarma interior que nos avisa que algo es positivo o negativo para nosotros y nos dejamos guiar por el razonamiento para tomar decisiones, se presenta muchas veces inesperadamente pero nos proporciona información que creemos apropiada y certera, por lo que debemos tomarlo en cuenta para prevenir situaciones desagradables.

Se sabe que se encuentra ubicado en la corteza anterior del cerebro, entre los dos hemisferios, esta técnica de prevención advierte cuando algo no va bien o cuando alguna de nuestras acciones puede complicar nuestra seguridad y hace que nos pongamos en estado de alerta. En el pasado, esta zona fue identificada como el lugar de la toma de decisiones del cerebro y siempre fue muy loada porque esta corteza se encuentra en el cruce entre regiones.

Estas percepciones se generan en el cerebro, la materia gris destinada al sentido de la vista o del oído, ve y escucha señales que le llegan de otras zonas del cerebro. De esta forma cada sentido puede obtener señales que no le llegan a través de su órgano correspondiente sino de la mente.  Si somos capaces de sentir,  ver y escuchar a nuestra mente, también estamos diciendo que podremos ver, sentir y escuchar también señales del inconsciente, del cual no conocemos sus límites.

Esto puede significar un avance en ámbitos psiquiátricos ya que podría explicar el origen neurológico de conductas anómalas comunes en pacientes esquizofrénicos o con trastornos obsesivo compulsivo.
Cuando estamos realizando una actividad y nos viene a la mente un pensamiento que nada tiene que ver con lo que estamos haciendo, no lo tomamos en cuenta pero luego se repite y sucesivamente con más frecuencia, es porque estamos recibiendo un mensaje del sexto sentido.

Aunque nos entrenemos y se aumente el porcentaje de intuiciones, nunca podemos dominar esta técnica, como si de un arte se tratara. La intuición tiene sus reglas desconocidas y se manifiesta cuando menos lo esperamos.

Esas sensaciones pueden ser pena, inquietud, angustia, malestar o simplemente algo difícil de describir.

El sexto sentido no sólo nos avisa sobre peligros también nos ayuda a percibir cuando interesamos a alguien, quien nos valora y en quien podemos confiar.

Como resumen podemos decir que tenemos 5 sentidos sensoriales y el sexto sentido que es extrasensorial que percibe y capta señales que escapan a los otros sentidos.


Hay, técnicas como la relajación y la visualización,  casos concretos  o situaciones de tensión, durante los cuales las defensas disminuyen y somos más receptivos. Cada vez que un presentimiento nos pone en movimiento y percibimos que se cumple, somos intuitivos.


Hay cuatro métodos básicos en que se manifiesta el pensamiento intuitivo:


  • Psíquicamente (cuando se “olfatea” un peligro inexistente hasta el momento)
  • Emocionalmente (atracción o rechazo inmediato por alguien)
  • Mentalmente (solución instantánea de un problema intelectual)
  • Espiritualmente (cuando se produce una iluminación o una revelación).



Aprender a reconocer ese “chispazo” es una cosa de práctica ya que ocurre solo por unas milésimas de segundos antes de que la máquina mental empiece a funcionar y comience todo el proceso lógico al que estamos acostumbrados. Por eso para acceder a ella debemos aprender a acallar la mente, o al menos controlarla, del mismo modo que es necesario tener consciencia de nuestras emociones y de nuestro cuerpo en el momento en que queramos usarla.

La intuición funciona de forma distinta en cada persona, ya que todos somos distintos, por lo que cada uno debe aprender a reconocer cual es la forma en que ese “chispazo” se presenta en él/ella. La intuición es la sabiduría a la que podemos acceder que esta fuera de tiempo y el espacio en el que vivimos, es contacto con lo espiritual de nuestra esencia y la posibilidad de actuar desde ahí, pero sin ser impulsivos.

Muchos, filósofos, músicos, artistas y científicos, desde Arquímedes a Einstein, pasando por Newton, deben a su intuición importantes descubrimientos o la inspiración de sus mejores obras.

Quien no ha tenido esa sensación de “esto ya lo he vivido”, o de que debemos contactar con alguien que hace tiempo no sabemos de él y  resulta que al hacerlo estaba pensando en nosotros, nuestra conciencia va más allá de los sentidos, aunque está limitada por ellos. Telepatía, sueños reveladores, corazonadas, intuiciones… a todos nos  gustaría saber interpretarlos y utilizarlos como un sentido más.

Un grupo de científicos australianos descubrieron que algunas parejas tienen tal sintonía que coinciden en muchas cosas. Estos investigadores encontraron pautas similares de actividad cerebral de las parejas, su sistema nervioso se acerca de tal manera que hace que lleguen a entender las emociones y prever los pensamientos del otro.






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