Nekomusume
Una
nekomusume, es
una criatura de la mitología
japonesa semejante
a su contrapartida moderna, ("catgirl"),
aunque la nekomusume tiene rasgos más felinos que humanos.
En
algunos casos, se decía que eran gatos que, para gastar una broma,
cambiaban de forma felina a humana y acabaron convertidos en
híbridos.
En
otros, serían mujeres cuya cólera era similar a la de un gato
enfadado, y por ello adquirirían las características de dicho
animal.
En
algún momento estos rasgos fueron suavizados, creando la catgirl
moderna.
En
los años
1950 el
autor estadounidense Alfred
Avila escribió
sobre "la japonesa", un nekomusume que se decía existía
en Los
Ángeles,
en el suburbio
de
El
Monte.
Ryūjin,o
Ryōjin
Ryūjin, “Dios
Dragón”, también conocido como Ōwatatsumi,
era la divinidad
tutelar del
mar en la mitología
japonesa.
Este dragón
japonés simbolizaba
el poder del océano.
Tenía una gran boca y era capaz de adquirir forma humana. Ryūjin
vivía en el Ryūgū-jō,
un palacio
submarino
construido con corales de color rojo y blanco desde donde controlaba
las olas del mar utilizando unas gemas mágicas (Kanju y Manju) con
las cuales podía apaciguar y embravecer la marea. Tortugas marinas,
peces y medusas son a menudos descritos como los sirvientes de
Ryūjin.
Ryūjin
era el padre de la hermosa diosa Otohime,
la cual contrajo matrimonio con el principe Hoori. Se dice que el
primer emperador de Japón, el Emperador
Jimmu,
es nieto de Otohime y Hoori. También se dice que Ryūjin es uno de
los antecesores de la dinastía imperial de Japón.
Según
una leyenda,
la Emperatriz
Jingū fue
capaz de atacar Corea
con
la ayuda de las gemas mágicas de Ryūjin. Durante el enfrentamiento
con la marina coreana, la emperatriz Jingū lanzó la gema Kanju
(“Gema
de la Marea Baja”) al mar y las aguas disminuyeron. La flota
Coreana encalló y los soldados empezaron a salir de las naves. Fue
entonces cuando Jingū lanzó al agua la gema Manju (“Gema
de la Marea Alta”) y la marea subió, ahogando a todos los soldados
coreanos. Un festival anual llamado Gion Matsuri, en el templo de
Yakasa celebra esta leyenda.
Otra
leyenda que involucra a Ryūjin es la historia acerca de cómo las
medusas
perdieron
sus huesos. De acuerdo con la historia, en una ocasión, Ryūjin
quería comer hígado de mono (para curarse de un escozor que
padecía, en otras versiones de la historia) y envió a las medusas a
que le consiguieran un mono. Cuando consiguieron dar con uno, el mono
logró escapar de las medusas diciéndoles que había dejado su
hígado en una jarra en medio del bosque y que tenía que irlo a
buscar. Cuando las medusas regresaron donde Ryūjin y le contaron lo
que sucedió, Ryūjin se enfureció tanto que golpeó a las medusas
hasta desquebrajarles los huesos.
La
Ryūjin shinkō ( ‘Fe
del Dios dragón’) es una forma de creencia religiosa sintoísta que
idolatra a los dragones como kamis
del
agua. Está vinculada con rituales relacionados a la agricultura,
oraciones a la lluvia, y al éxito de los pescadores.
Ubume
Las
ubume,
son un tipo de yōkai
o
fantasmas japoneses, concretamente los espíritus de mujeres que
fallecieron durante el parto, o que lo hicieron dejando desvalidos a
sus hijos ya nacidos.
Se
trata de un tema sensible, y tratado en multitud de historias y
leyendas. Su apariencia es la más común de un yūrei,
es decir, ropajes blancos y cabello largo y enmarañado. En algunas
historias, compran dulces y comida a sus hijos vivos, con monedas que
pasan a convertirse en hojas secas.
Uwan
Un
uwan,
es
una voz sin cuerpo que habita en templos antiguos, y hogares
abandonados. Según antiguas leyendas de la prefectura
de Aomori, Japón,
cuando una persona entra en uno de estos edificios, que no tiene
forma yōkai,
grita perforando las orejas, la voz es sólo audible para las
personas dentro del edificio y aquellos que están fuera no oyen
nada. Un uwan no existe físicamente y sólo consiste en el sonido,
no representa ningún peligro físico.
Antiguas
leyendas japonesas ofrecen varios ejemplos de informes sobre yōkais
como el uwan, que consisten en nada más que el sonido, la luz, los
fenómenos naturales, o de otra índole. En el período
Edo,
sin embargo, estos espíritus demoníacos se les dan cuerpos físicos
con artistas como Sawaki
Suushi que
los incorporan a su trabajo.
Shisa
Los
shisa,
son seres mitológicos
japoneses típicos
de la cultura Ryukyu
presente
en la prefectura
de Okinawa.
Generalmente se encuentran representados sentados o agazapados, y
formando parejas, en las cuales uno de ellos presenta la boca abierta
y el otro cerrada, atribuyéndoseles género masculino y femenino
respectivamente. Tradicionalmente el ejemplar izquierdo era llamado
perro guarda, el derecho, era, concretamente, el llamado shisa.
En
la cultura de las islas
Ryukyu se
colocan flanqueando las puertas de entrada o sobre el tejado frontal
de la casa, donde juegan un papel protector como guardianes contra
los malos espíritus.
Originalmente
los shisa se colocaban sobre los tejados de palacios, templos, y
otros edificios donde se asentaban los poderes imperiales o locales.
El uso de Shisa como talismán
se
difundió en la población de Okinawa a finales del siglo
XIX,
cuando se levantó la prohibición del uso de tejas rojas a plebeyos.
También es habitual su uso en los flancos de las puertas.
Los
shisa son un animal, mezcla entre león
y
perro
que
muy probablemente sean, al igual que los koma-inu,
una derivación local de los perros de Fu chinos,
propios del Budismo.
Estas
figurillas suelen fabricarse en cerámica
o
yeso, estos últimos suelen contar con motivos humorísticos.
En
cierta ocasión, un emisario enviado a China regresó de uno de sus
viajes, a la corte, en el Castillo de Shuri, trayendo un regalo para el rey: Una gargantilla con una pequeña
figura de un shīsā. Al rey le pareció adorable, y se puso la
gargantilla bajo su ropa. Entonces, sucedió que en la bahía del
puerto de Naha,
en la aldea de Madanbashi, un dragón marino aterrorizaba a la población, devorando a los habitantes y
destrozando edificios y cultivos. Un día, mientras el rey visitaba
la pequeña aldea, ocurrió uno de los ataques del dragón marino y
toda la gente corrió a refugiarse. A la sacerdotisa del pueblo (noro),
se le había revelado en un sueño que debía convencer al rey para
que permaneciese de pie en la playa, sujetando en alto la pequeña
figura del shīsā hacia el dragón. Envió entonces a un muchacho
llamado Chiba para que advirtiese al rey de lo que debía hacer.
Cuando el rey se enfrentó al monstruo con el shīsā en alto, un
tremendo rugido envolvió la aldea. Un rugido tan profundo y poderoso
que incluso el dragón se sorprendió. Entonces, un gigantesco
pedrusco cayó del cielo y aplastó la cola del dragón. El dragón
no podía moverse, y finalmente murió. Con el tiempo, la piedra y
los restos del dragón quedaron cubiertos por la vegetación y pueden
verse hoy en día en losbosques
de Gana-mui,
cerca del puente Ohashi de Naha. Desde entonces, la gente del pueblo
fabricó muchos shīsā de piedra para protegerles del espíritu del
dragón y de cualquier otra amenaza.
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