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jueves, 9 de agosto de 2012

La Gran Caza de Brujas de Europa 2ª Parte

La segunda ola
 
El momento cumbre de la caza de brujas en Europa se sitúa, según la mayoría de historiadores, entre 1580 y la primera mitad del siglo XVII. En ese período sería cuando se llevaron a cabo procesos masivos, sobretodo en Alemania. También de ese período datan la mayoría de acusaciones de brujería y juicios llevados a cabo en Escocia, como en el poblado de North Berwick en 1590 y el resto de los territorios británicos. En Catalunya, por ejemplo, se sabe que sólo en la primera mitad del siglo XVII (los primeros veinte años), se llevaron a cabo más de 400 ejecuciones. También a este período pertenecen los procesos de Zugarramurdi y otros territorios vascos en 1609 y 1610. 

El declive

Así pues, una vez cometidas un sinfín de injusticias y aberraciones en nombre de la religión y amparándose en el nombre de Dios, ¿cómo pudo terminar toda aquella locura? ¿Acaso se quedaron sin gente a quien inculpar y juzgar? En el centro de Europa y en el Mediterráneo, a partir de 1670-1680, pareció como si todos esos juicios y persecuciones jamás hubieran existido. Mientras, en la periferia septentrional y los países más fríos del norte, la caza de brujas daba los últimos coletazos de vida. Gran parte de la responsabilidad de ese fin recayó en individuos que decidieron manifestarse en contra de los procesos, juicios y acusaciones de diversas formas. Un ejemplo bastante curioso es el del matemático alemán Johanes Kepler, inventor de la teoría del movimiento de los planetas, cuya madre fue acusada de brujería, pero a la cual finalmente pudo salvar usando su influencia. Junto con Kepler, surgieron iniciativas a veces colectivas, incluso desde el mismo seno de la iglesia. Pero a eso debemos unirles varias razones: la mejoría de las condiciones de vida de muchas personas gracias a las consecuencias del descubrimiento de nuevos territorios en América, lo que facilitó la búsqueda de nuevas oportunidades. También el fin de la Peste, así como la consolidación de las nuevas vertientes religiosas y la promulgación de tratados que admitían el pluralismo religioso ayudaron a dejar de buscar chivos expiatorios para curar sus consciencias.Ya a partir de entonces, muchos países empezaron a aprobar leyes para parar la Caza de Brujas, por las cuales pasaba a ser ilegal. Ejemplo de eso es Gran Bretaña, que en el año 1735 se ratificó la Ley de la Brujería, según la cual la brujería no constituía un delito por el cual pagar con la propia vida. Con todo, el largo tiempo durante el cual duró la Caza de Brujas en Europa, se celebraron según muchos historiadores una media de 100.000 juicios, de los cuales 60.000 personas pudieron llegar a ser ejecutadas. Eso sí, cuando hablamos de ejecuciones registradas (que fue menos cantidad) “sobre papel” la cifra pasa a ser de casi 15.000 personas. 

¿Quiénes fueron las víctimas?

Sería tan falso afirmar que sólo se quemaron brujas (o sea, que los procesados eran culpables), como afirmar que sólo se quemaron mujeres que entendían de herbología, o mujeres en general. Es un falso tópico muy extendido el que afirma que las únicas víctimas de la caza de brujas fueron mujeres, pero es sin duda remarcable que casi el 75% de las víctimas lo fueran. Sin duda, hablamos de una sociedad en la que el papel de la mujer estaba absolutamente devaluado, pero la caza de brujas no se debe a que la gente persiguiera a las mujeres por practicar ritos paganos (en la amplísima mayoría de casos), sino porque el sistema dejaba a la mujer como el ser más débil de la ciudadanía, y como chivo expiatorio lo más fácil es escoger a aquél que no tiene formas de defenderse. Tanto hombres como mujeres acusados de brujería pertenecían a un estamento muy bajo o medio-bajo de la sociedad. Sería raro ver jamás a un noble o una persona con buena reputación siendo impugnado en un juicio por brujería. De nuevo, todo parece indicar que se culpaba por defecto al más débil.



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